Artículo publicado en lavanguardia.com
El Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM), que este miércoles se presenta de forma oficial, nace con voluntad de convertirse en centro de referencia mundial en la resolución de conflictos, sobre todo ante el aluvión que se prevé con la «nueva normalidad».
El CIAM nace de la fusión de la actividad de arbitraje internacional que realizaban la Corte de Arbitraje de Madrid (CAM), la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje (CIMA) y la Corte Española de Arbitraje (CEA), que pasaran a desempeñar a partir de ahora únicamente este tipo de procesos a nivel nacional.
Este arbitraje que actúa en paralelo al sistema judicial tradicional será una herramienta fundamental para tratar de evitar el bloqueo de los tribunales ante el aumento de conflictos derivados de la crisis económica y la acumulación de casos producidos por la pandemia.
«La gente va a necesitar un sistema más rápido que va a ser el arbitraje y la mediación», ha declarado a Efe el presidente del CIAM José Antonio Caínzos, quien ha recordado que en tiempos de crisis «cada céntimo importa y hay más disputas que necesitan una resolución rápida y los juzgados van con retraso».
«Estamos haciendo que los conflictos se resuelvan de forma rápida y razonable y eso justifica nuestra existencia», incide el presidente del CIAM.
El arbitraje internacional es un mecanismo, alternativo a la vía judicial, que sirve para resolver conflictos comerciales o de protección de inversiones entre varias empresas que están situadas en diferentes países.
La mayor virtud de este proceso, que siempre se realiza de manera voluntaria por ambas partes, es la rapidez ya que no permite que sus laudos sean recurridos, lo que se traduce en una gran agilidad a la hora de resolver cualquier conflicto.
A ello se suma la facilidad para ejecutar las decisiones arbitrales en casi cualquier país con independencia de donde fue dictada la resolución gracias al convenio de Nueva York de 1958 reconocido por cerca de 150 países.
El principal objetivo del nuevo centro es Latinoamérica, donde no existe ningún organismo centrado únicamente en el arbitraje internacional.
«Tanto desde España como desde Latinoamérica se planteaba siempre por qué había que ir a instituciones que estaban más alejadas de nuestra cultura», afirma Caínzos, quien espera que el CIAM encabece el mercado del arbitraje en español, que en los últimos años ha aumentado.
Asimismo, también quieren dar un impulso al arbitraje en Portugal, por ello uno de los idiomas con los que trabajan es el portugués, junto con el inglés, francés y español.
«Tener un centro de arbitraje internacional de relevancia es un sello de calidad del país», ha añadido Caínzos, quien cree que a España le faltaba una corte que diera el impulso final y le permitiera competir con las instituciones arbitrales europeas tradicionales.
La tecnología también tendrá un papel fundamental en esta institución donde sus sistemas informáticos les permiten llevar a cabo toda su actividad sin presentar ningún papel físico y donde dan un gran acceso a sus usuarios, quienes podrán decidir si prefieren vistas presenciales o por internet.
Fuente: Agencia EFE